
“Nunca habíamos visto una pandemia provocada por un coronavirus”, dijo Tedros Adhanom frente a las cámaras el 11 de marzo de 2020, cuando, como director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que el SARS-CoV-2 se multiplicaba de manera vertiginosa fuera de las fronteras de China.
En sólo dos semanas los contagios de Covid-19 habían crecido hasta 13 veces, mientras la lista de países infectados iba en aumento. La creciente tendencia sólo fue la ventana para lo que vino después: entre 2020 y 2021 cerca de 15 millones de personas perdieron la vida debido al virus, convirtiéndose en una de las principales causas de muerte a nivel mundial.

Han pasado cinco años desde que se paralizó el mundo, y los esfuerzos científicos permitieron ampliar el conocimiento sobre territorio desconocido, gracias a ello se establecieron medidas precautorias y se desarrollaron vacunas en tiempo récord que permitieron contener la más reciente pandemia, no obstante, aún existen preguntas sin resolver, entre ellas, cómo surgió.
El partido republicano de Estados Unidos y hasta la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de dicho país se han aventurado a plantear hipótesis, culpando a China. Recientemente, el gobierno chino rechazó que la pandemia hubiera sido producto de una fuga de laboratorio, como había insinuado la CIA a finales de enero de 2025.