
El excongresista de la república Kenji Fujimori, rompió su silencio mientras afronta la recta final del juicio en su contra por el caso «Mamani Videos», en el que se acusa de los delitos de tráfico de influencias y cohecho por negociar votos en el parlamento, imputaciones que le podrían costar hasta 12 años de cárcel.
«Me siento con la consciencia tranquila, porque en toda esta etapa de juicio oral, donde todos los testigos, desde un expresidente, ministros, y altos funcionarios, ninguno me incrimina, no hay testigo que diga ‘Kenji vino a ofrecerme esto’, jamás. (…) Se han presentado no solamente los testigos, sino documentos, no hay prueba que me incrimine», explicó en entrevista a Cuarto Poder.
Afirma que material audiovisual presentado a la fiscalía fue editado
Como se recuerda fue el también excongresista Moisés Mamani, quien presentó la evidencia con la que la fiscalía, iniciaría la investigación contra el hermano menor de Keiko Fujimori, pasando a condición de testigo protegido. No obstante, el exparlamentario falleció en el año 2020 víctima del Covid – 19, sin poder testificar ni demostrar por su cuenta la veracidad de sus pruebas.
«Existen muchas declaraciones del señor Moisés Mamani en las que él mismo se contradice de sus afirmaciones. Además de eso, existe un informe pericial que demuestra que uno de los videos que presentó tendría hasta 35 cortes, lo que demuestra que fue editado. Por si fuera poco, prometió material que nunca llegó a entregar a la fiscalía», reveló Susana Velásquez, abogada de Kenji Fujimori.
Dejó la política por negocio piramidal
Lo que sorprendió de la nueva vida del excongresista, fue su nuevo empleo. Asegurando que tuvo suficiente de la política, reveló que ahora se dedica a la venta de productos a través de redes de mercadeo.
«Vendo cosméticos, productos de belleza, salud, nutrición. Soy la persona más feliz porque siento que ayudo a cambiar vidas», expresó.
Cabe precisar que en este negocio de tipo piramidal trabaja junto a su esposa y tiene como socias en su red a su hermana Keiko Fujimori, a la congresista Martha Moyano y a las excongresistas Rosa Bartra y Karina Beteta.