
El pasado martes 4 de febrero, dos adolescentes, de 14 y 16 años, fueron capturados por detonar un explosivo en una ferretería en el distrito de El Porvenir, Trujillo. Hoy, sus madres lloran desconsoladas mientras ven a sus hijos ser trasladados en un patrullero de la Policía Nacional del Perú (PNP), rodeadas de familiares que intentaban contenerlas en medio de la desesperación.
Las imágenes muestran el momento en que los menores son subidos al vehículo policial, mientras sus madres se quiebran en llanto, pidiendo una oportunidad para ellos. La escena, ocurrida en los exteriores de una comisaría, refleja el impacto que este tipo de delitos tiene no solo en la sociedad, sino también en las familias de los implicados.

Los adolescentes fueron intervenidos en flagrancia tras intentar huir en un mototaxi luego de haber colocado dinamita en una ferretería en El Porvenir. Además, la PNP capturó a dos adultos que presuntamente les suministraban explosivos para cometer actos extorsivos.
Según la ley, los menores tienen derecho a un proceso especializado, pero el caso ha generado debate sobre la influencia del entorno en la conducta de los jóvenes y el rol de la familia en su formación.