Uno de los sobrevivientes de la tragedia ocurrida el 21 de febrero en el centro comercial Real Plaza, en Trujillo, describió la desesperación que sintió al ver a su esposa y tres menores hijos atrapados bajo los escombros. Instantes de terror donde parecía perderlo todo.
“Se escucharon como una tira de explosiones, tan fuertes como un terremoto, que solo me hicieron retroceder, pero al girar y ver a mis hijos y mi esposa, solo cinco segundos bastaron para que todo el techo cayera sobre las 200 personas en el patio y sobre mis hijos”, señaló en su cuenta de Facebook llamada Beltran Arkiproyect Aldredo.
El arquitecto relató cómo, en cuestión de segundos, el caos y la oscuridad se apoderaron del lugar. “El agua contra incendios creaba la escena de una tormenta y lluvias… solo atiné a gritar que no era posible, mis hijos no, mi familia no”, explicó.
En medio del desastre, intentó acceder al centro del patio, pero los escombros y las personas atrapadas dificultaban cualquier intento de rescate. “Cada niño que sacaba, tenía la esperanza de también sacar a mis hijos, aunque ya estaba muy lejos y era imposible acceder (…) Me quebré y caí de rodillas y tuve que aclamar a Dios , pidiendo su voluntad pero fuerzas», contó.
Entre la angustia y la impotencia, su esposa logró enviarle un mensaje informándole que estaba atrapada bajo una mesa junto con dos de sus hijos, gracias a que la estructura del techo formó una especie de resguardo. Sin embargo, su hijo de seis años se había separado de ellos y permanecía desaparecido. “He gritado tantas veces su nombre, que cada grito era de dolor de no verlo más sonriendo”.
Tras media hora de incertidumbre, un repartidor le dio la noticia de que un niño había sido visto arrastrándose hacia la salida, con la ropa manchada de sangre que no era suya. Al llegar al lugar, encontró a su hijo herido, pero con vida. “Gracias a Dios era él, que había pasado todo el desastre solo por 30 minutos”. Finalmente, su esposa y los demás niños lograron salir tras despejarse el camino de los escombros.
A pesar de haber sobrevivido, la experiencia dejó profundas secuelas en su familia. “Hoy domingo les cuesta dormir y despiertan cada 30 minutos llamando por mí o por su mamá”. Además, denunció la negligencia del centro comercial y la falta de respuestas ante los gastos médicos. “Real Plaza debe pagar esto… pero ninguna reparación sacará de mí todo el sentimiento de dolor, temor y desesperación de lo vivido”, así concluyó su mensaje.
