A pesar de que el proceso por difamación iniciado por el arqueólogo Ricardo Morales contra el actual alcalde de Moche, Arturo Fernández Bazán, ya lleva varios meses, en la audiencia de ayer quedó nuevamente en evidencia una presunta estrategia dilatoria del acusado.
En esta ocasión, Fernández presentó como testigo a Carlos Danny Salazar Morillas, quien aseguró ser el responsable de colocar las pancartas difamatorias en la campiña de Moche. Este testimonio intenta desligar al alcalde de la acción directa, aunque no niega que pudo haberla orquestado.
Sin embargo, Salazar Morillas no es reconocido como vecino de la zona, y su declaración ha levantado más sospechas que certezas, sobre todo considerando su historial de viajes fuera del país, lo cual deja dudas sobre su vínculo real con los hechos.
A todo esto, se suma que Fernández ya había utilizado las redes sociales de la municipalidad para atacar a Morales, acusándolo sin pruebas de llegar ebrio a la huaca, de traficar con huacos, y avalar pancartas donde el arqueólogo aparecía con orejas de burro.
El propio juez del caso, Ramírez Llanos, advirtió ayer que no se permitirán más actos dilatorios. Recordemos que el proceso ya había sido pospuesto anteriormente por problemas de salud del alcalde, como una supuesta afección en la garganta. Ahora, con la presentación de este nuevo testigo y el anuncio de otro para la próxima, Fernández parece decidido a seguir estirando el proceso.