
Como todo buen periodista, Eduardo Goycochea Canepa, más conocido como ‘El gato’, suele saber la hora en que sale a trabajar, pero no sabe la hora en que regresará a casa; a pesar de eso, su familia y, sobretodo, su esposa Jannina, siempre están.
Con 41 años como periodista, todos en Panamericana Televisión, ha entregado su vida a esta profesión, ‘ensuciándose los zapatos’, reportando épocas como la de la peste bubónica, el cólera, el dengue, el terrorismo, Fenómenos El Niño y actualmente, el COVID-19.
La familia
Justo en esta última pandemia, él continuó en calle captando la información y, aunque también cayó enfermo, supo vencer al virus y continuar; claro, con la ayuda de su familia.
«Tenemos 33 años de casados, ella toda la vida me ha ayudado, me decía ‘Eduardo tu cámara, tu batería, tus luces’, ella siempre me ha apoyado. Cuando estuve con COVID-19, mi señora venía y me dejaba la comida en la puerta del cuarto, ella me ayudó bastante, estuve 22 días en casa, pero seguía trabajando», contó a N60.
Además, cuenta con el apoyo de sus dos hijas, quienes lo ven con orgullo. «Me apoyan bastante, a veces cuando estoy redactando, me dicen para revisarte los textos, los acentos», indica.
Sacrificio
‘Don gato’ narra que a lo largo de su carrera ha sido más del trabajo que hogareño; incluso, se privó de fiestas familiares porque tenía que reportar la información.
«Yo tenía que salir a trabajar 6 de la mañana y a veces 3 de la mañana porque había un accidente. A veces estaba en una fiesta, en Navidad o Año Nuevo, me llamaban que había un accidente y yo tenía que salir y cuando regresaba ya estaban todos durmiendo, pero ese es el trabajo periodístico. Si había un accidente yo iba, no esperaba hasta que amanezca», comenta.
Reconocimiento
Es difícil ver a ‘don gato’ sin su cámara de video; él mismo confesó que «mi cámara es como si fuera mi amante, porque es la que para a mi lado, salimos a la calle todos los días», y justamente por ello, el último viernes recibió un reconocimiento por su trayectoria periodística, donde, ya sin su cámara, prácticamente no dejó de tomar la mano de su compañera de vida, su esposa.
