El presidente José Jerí, quien asumió el cargo hace poco más de dos semanas, enfrenta un serio problema de legitimidad: el 79 % de los peruanos afirma sentirse poco o nada representado por él, de acuerdo con la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), publicada por La República.
Pese a que su aprobación alcanza el 45,5 %, superior a la que tuvo Dina Boluarte antes de su destitución, Jerí no logra conectar con la ciudadanía. El estudio revela que su representatividad política es mínima: fue elegido congresista con apenas 11 654 votos, lo que equivale al 0,07 % del electorado nacional en las elecciones del 2021. En Lima, su principal bastión, apenas obtuvo el 0,21 % de los sufragios.
Incluso dentro de su partido, Somos Perú, su respaldo fue escaso. Solo el 1,48 % de los votos de esa agrupación fueron para él. La falta de arraigo popular se suma a su historial como presidente del Congreso, donde una encuesta de Datum reveló una desaprobación del 83 % tras dos meses y medio en el cargo.
A esta débil base política se añaden los cuestionamientos judiciales. Jerí fue denunciado por presunto abuso sexual durante una fiesta de Año Nuevo en 2025, aunque el caso no prosperó. El fiscal interino Tomás Gálvez archivó la acusación por “falta de indicios suficientes”, decisión que fue criticada por diversos colectivos feministas.
El rechazo hacia su figura se hizo visible en las calles. Grupos juveniles de la llamada Generación Z protagonizaron marchas frente al Congreso el 15 de octubre, llevando un violín de cartón en alusión a la denuncia que enfrentó. La tensión aumentó tras la muerte del artista urbano Eduardo “Trvko” Ruiz, quien fue baleado por un policía durante esa protesta en Lima.
Tras el trágico episodio, los colectivos anunciaron una nueva jornada de manifestaciones para el 14 de noviembre, esta vez exigiendo la renuncia del presidente José Jerí y una investigación internacional sobre el uso de la fuerza policial en las protestas.