El programa ‘Beto a Saber’ difundió anoche unos chats de WhatsApp entre el ministro de Salud, Hernando Cevallos, y la exfuncionaria del Ministerio de Transportes, Lisbeth Huamán, donde se revelan coqueteos subidos de tono, y pedidos de favores de parte de la mujer, para contratar o reunirse con sus conocidos.
Lisbeth Huamán fue directora de la Oficina de Monitoreo, Evaluación e Impacto del MTC, ella fue nombrada el 16 de setiembre del presente año y salió el 23 de noviembre, tras presuntos actos de corrupción denunciados por la cartera mencionada.
Favor con favor
Sin embargo, su relación personal habría estado más cercana al ministro de Salud, pues en los chats revelados por el programa de Beto Ortiz se muestra como la mujer, quien conoció a Cevallos en julio, días después de asumir la gestión de Pedro Castillo, luego le pedía favores para reunirse con alcaldes.
Asimismo, se coqueteaban y el ministro le seguía la corriente, pidiéndole fotos morbosas mientras supuestamente, trabajaba.
El programa también dio a conocer chats entre Huamán y una aparente amiga suya, identificada como Yura Toledo Morote, a quien le envía el número del ministro en mención, para ver si podía hacerla entrar al ministerio en un puesto en el SIS u otra entidad del Estado.
Pedía trabajo a Bellido
Estos no son los únicos favores que pedía, pues también la exfuncionaria, cuando ya había entrado en funciones el nuevo gobierno, le pedía trabajo al congresista de Perú Libre, Guido Bellido. Así como recibir a alcaldes.
Lo niega todo
Lisbeth Huamán habló con «Beto a saber» y negó conocer a Guido Bellido, a la mujer Yura y tener conexión con el ministro de Salud.
«Guido Bellido no es amigo, cusqueño, sí. Nos conocemos del Cusco, pero amigos cercanos, no (…) no la conozco (a Yura), no entiendo cómo gestionaría, me imagino que la que gestiona, quien maneja su agenda será su secretaria dentro del ministerio (de Salud), tampoco podría tener una conexión directa con ministros. No tengo conexión con el ministro de Salud», manifestó.
Según el programa, dichos actos podrían configurarse como un presunto delito de tráfico de influencias, de comprobarse si algún contrato se llegó a dar.
