China ha declarado el estado de emergencia tras la rápida expansión del virus de la gripe aviar H5N1, conocido por su alta capacidad de contagio en aves y su potencial para causar enfermedades graves. Este virus, presente principalmente en aves silvestres y de corral, ha sido identificado recientemente en ganado lechero en Estados Unidos y en caballos en Mongolia, lo que incrementa el temor de su propagación.
A la fecha, se han registrado 66 casos de infección en humanos, principalmente en trabajadores agrícolas y personas que consumieron productos sin pasteurizar. Aunque el virus aún no demuestra la capacidad de transmitirse entre personas, estudios recientes advierten que una mutación podría cambiar esta dinámica, lo que significaría un riesgo pandémico considerable.
El Reino Unido, como medida preventiva, ya adquirió 5 millones de dosis de la vacuna H5, mientras que las autoridades sanitarias a nivel mundial trabajan en estrategias para mitigar los posibles efectos de un brote entre humanos. La situación resalta la importancia de la preparación frente a una posible emergencia global.
A pesar de que el virus no puede transmitirse de persona a persona en su estado actual, su impacto en la salud animal representa un desafío considerable. Además del bienestar de los animales, esto afecta la seguridad alimentaria y tiene repercusiones económicas significativas, especialmente en sectores relacionados con la ganadería y la avicultura.
La crisis sanitaria actual subraya la necesidad de reforzar la vigilancia epidemiológica, aumentar la inversión en investigación y priorizar el desarrollo de vacunas. Estas medidas son fundamentales para prevenir que el H5N1 se convierta en una amenaza global y para garantizar la salud pública y económica en el futuro cercano.
